domingo, 6 de mayo de 2018

Linchamientos usados en campaña sucia electoral


Según varios medios de información (El Universal, Tabasco Hoy, etc.) el día 30 de abril se registró el linchamiento de dos presuntos delincuentes en el estado de Tabasco, uno en Villa Vicente Guerrero, municipio de Centla, y otro en Tamulté de las Sabanas, en el municipio de Centro. Sin embargo, el segundo caso ocurrido en Tamulté se convirtió en noticia varios días después, en concreto el día 5 de mayo, cuando en Twitter se divulgó un video con imágenes explícitas. El video divulgado está siendo utilizado como elemento de la campaña sucia en el contexto electoral en contra del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), esto porque en esas imágenes se escuchan gritos en contra de varios políticos (se menciona a Ricardo Anaya, a Enrique Peña Nieto y al final se escucha un grito de “¡Viva Morena!”).
Vayamos por partes. En un hecho de violencia colectiva como lo es un linchamiento se entremezclan muchos elementos que es necesario diferenciar. En primer lugar, la violencia es real, existió, nadie puede negarlo, pero la manera en la que el hecho violento es reproducido (por reproducido me refiero a las formas en las que fue registrado y después divulgado) influye en nuestra manera de percibir y juzgar el hecho. En los años recientes, México ha sido escenario de un muy alto índice de fenómenos de violencia colectiva, particularmente actos de justicia por mano propia –ya sean linchamientos o ajusticiamientos cometidos por vengadores solitarios, especialmente- y me atrevo a decir que esto ya se ha normalizado, puesto que pocas veces los casos llegan a convertirse en noticia importante. Los casos sí aparecen en los periódicos pero casi nunca merecen atención, salvo cuando alguno se “politiza”, es decir, se le confieren atributos relacionados directamente con cuestiones políticas; en estricto sentido, todos los linchamientos tienen una dimensión política, pero no todos se politizan. Un linchamiento se politiza, por ejemplo, cuando es utilizado por medios de comunicación o adversarios políticos para atacar a las autoridades que gobiernan en los lugares donde aconteció el hecho.
En segundo lugar, cuando ocurre un linchamiento es necesario examinar el contexto en el que ocurre. Tabasco es una entidad con altos índices de violencia incluidos linchamientos; aunque no es el estado donde más se registran, en los últimos años ha ocurrido un número importante. De modo que lo acontecido en Tamulté no es un caso extraordinario, más bien todo lo contrario: en varios municipios de Tabasco los episodios de justicia por mano propia son más frecuentes de lo que suponemos. Entonces, ¿por qué este linchamiento está siendo noticia, de manera descontextualizada, usando solamente un video que muestra además de imágenes explícitas, un momento de todo un proceso confuso que es un linchamiento?
En tercer lugar, como dije arriba, el linchamiento es un fenómeno de naturaleza aparentemente caótica, desordenada, recubierta de rumor y prejuicio y por lo tanto no puede ser entendido únicamente a partir de una de sus partes o momentos (en este caso, un video fragmentado reproducido por ciertos medios con cierta intencionalidad, porque ya sabemos que ningún medio es absolutamente objetivo). Hacer eso conlleva el riesgo de contribuir a la desinformación, a la falta absoluta de respeto a la dignidad de las víctimas, a la estigmatización de las poblaciones de los lugares donde acontece un hecho así, a la pornografía de la violencia y en última instancia a la confusión y la opacidad. Mientras no exista suficiente información acerca de lo sucedido –y para eso se necesitan mucho más que reportes de prensa o en tal caso piezas de periodismo de investigación mucho más profundas-, lo que se puede saber es poco y es parcial. No sabemos si hubo incitadores y en tal caso su identidad, no sabemos qué tipo de problemas o rencillas existen en la comunidad en la que aconteció el hecho, entre otras muchas cosas importantes de saber para comprender lo sucedido.
Por lo tanto, desde mi perspectiva y como alguien que ha investigado linchamientos en el México reciente, me atrevo a decir lo siguiente acerca del uso político del caso de Tamulté como parte de la campaña sucia en contexto electoral:
-          - Que exista un video de un momento del linchamiento en el que se escuchan gritos en contra de varios políticos y alguna consigna política no es suficiente para asegurar que quienes protagonizaron el linchamiento son militantes de Morena.
-          - Desprender de la existencia de este video la afirmación de que los militantes de Morena llaman a la violencia también es falaz, primero por lo que dije arriba, no sabemos si efectivamente son militantes de Morena, y segundo porque un hecho así mostrado, sin contexto y aislado, para emitir culpabilidad sin pruebas es falto de cualquier sentido de justicia.
-         - Usar un video fragmentado de un linchamiento para politizar un hecho así, específicamente para abonar a una campaña sucia en contexto electoral es ruin. Deducir a partir de ese video que los militantes o simpatizantes de Morena “amenaza con hacer lo mismo con los contrincantes de AMLO” (como dijo Heriberto Yepez en su cuenta de Twitter), es algo muy irresponsable y absolutamente repudiable. Lo de Yepez es sólo un ejemplo de varios (incluido el uso que también hizo el pseudoperiodista Ricardo Alemán, quien en este mismo contexto hizo una apología del delito mediante un meme para un posible asesinato del candidato presidencial de Morena).

      Tan repudiable es un linchamiento como quienes lo usan para llevar agua al molino de sus filias, fobias o teorías de conspiración de su preferencia. Pero en medio de la campaña sucia electoral, es particularmente preocupante ver los modos de manipular el tema de la violencia a partir de noticias e imágenes fragmentadas y sacadas de contexto.